sábado, 10 de mayo de 2008

Hacia una nueva Reforma Universitaria

A los estudiantes universitarios de la Patria Grande.
Este año se cumplirán 90 años de la Reforma Universitaria de Córdoba. El movimiento estudiantil de la ciudad mediterránea argentina, con ese acto de rebeldía, conmocionaba a toda la América Latina Caribeña. Así, la proclama de 1918 se titulaba: “La juventud argentina de Córdoba a los hombres libres de Sudamérica”. El carácter latinoamericano del movimiento trascendía las fronteras de la República Argentina -como asimismo trascendía los límites de la Universidad-, para instalarse como un llamado a la unidad de Nuestra América en lucha contra el imperialismo, las oligarquías nativas y el clericalismo conservador. “Creemos no equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución , estamos viviendo una hora americana”, se lee en la proclama.
“Las universidades han sido hasta aquí refugio secular de los mediocres, la renta de los ignorantes, la hospitalización segura de los inválidos y -lo que es peor aún- el lugar en donde todas las formas de tiranizar y de insensibilizar hallaron la cátedra que las dictara. Las universidades han llegado a ser así fiel reflejo de estas sociedades decadentes, que se empeñan en ofrecer el triste espectáculo de una inmovilidad senil. Por eso es que la ciencia frente a estas casas mudas y cerradas, pasa silenciosa o entra mutilada y grotesca al servicio burocrático.
Cuando en un rapto fugaz abre sus puertas a los altos espíritus es para arrepentirse luego y hacerles imposible la vida en su recinto. Por eso es que, dentro de semejante régimen, las fuerzas naturales llevan a mediocrizar la enseñanza, y el ensanchamiento vital de los organismos universitarios no es el fruto del desarrollo orgánico, sino el aliento de la periodicidad revolucionaria”, señalaba en otra parte el texto de la Proclama. Y terminaba así:
“La juventud universitaria de Córdoba, por intermedio de su federación, saluda a los compañeros de la América toda y les incita a colaborar en la obra de libertad que inicia”.
A 90 años de esa gesta histórica, las razones que motivaron a los estudiantes cordobeses a pronunciarse de esa manera categórica, nuevamente están vigentes: la Universidad en nuestros países latinoamericanos caribeños aparece al margen de los intereses nacionales y populares, descomprometida con el presente y el futuro de nuestros países y al margen de la lucha por la integración de la Patria Grande.
Tras dos décadas de feroz neoliberalismo, la educación se deterioró en todos sus niveles y la ola privatista aún sigue ocupando espacios destacados en muchos países de la región. ¿No es hora de preguntarnos qué Universidad realmente queremos y necesitamos?, ¿qué rol debe ocupar la universidad en nuestra América Latina Caribeña que comienza a integrarse y a romper con el neoliberalismo en decadencia?, ¿puede la Universidad aportar en la lucha contra los flagelos que padecen nuestras sociedades:
pobreza, exclusión, falta de desarrollo, inequidad en la distribución de las riquezas, dependencia tecnológico-científica, fuga de cerebros, desindustrialización, pérdida de soberanía y de control sobre los recursos naturales?
En aquellos países donde se han roto las cadenas del neoliberalismo y aparecen proyectos nacionales es de vital importancia contar con una Universidad que responda a esos proyectos liberadores. “El vino nuevo no puede guardarse en odres viejas”, enseñaba hace dos mil años el maestro nazareno.
¿La Universidad actual dará los técnicos, ingenieros, científicos, químicos, maestros, matemáticos, agrónomos, arquitectos y tantos otros profesionales que realmente necesitamos?, ¿no será preciso crear nuevas carreras, potencializar otras, desestimular algunas, cambiar los programas radicalmente en algunos casos o modificarlos en otros?
¿Y los docentes actuales, formados en una Universidad al servicio de los intereses antinacionales y oligárquicos no deberán, en muchos casos, revalorar sus títulos adaptándolos al proyecto soberano y popular? ¿Seguiremos formando a nuestros economistas con los manuales del neoliberalismo, a los historiadores con los textos de la historia oficial sacralizados por la cultura dominante, a los médicos bajo el patrocinio de los laboratorios multinacionales y a los arquitectos para diseñar casas lujosas?
El movimiento estudiantil latinoamericano caribeño fue duramente golpeado durante las décadas del neoliberalismo. Es una realidad que la fuerza que tenía el estudiantado de las décadas de los 60 y 70 está menguada. Pero es cierto también que la juventud de Nuestra América tiene mucho aún qué decir y hacer.
Los estudiantes en general, y los universitarios en particular, deberán ser artífices de la nueva sociedad que comienza a configurarse en algunos países de la Patria Grande; como asimismo ser protagonistas de las nuevas gestas libertarias y unionistas que comienzan a recorrer el subcontinente americano. Es urgente que se produzca una nueva Reforma Universitaria y nadie mejor que los estudiantes universitarios para convocarla.
Ayer los vientos de rebeldía universitaria soplaron desde Argentina. Hoy, desde la Venezuela Bolivariana, aquella que a través del comandante Chávez propone la Universidad del Sur, se presenta una oportunidad histórica para llamar a la nueva Reforma Universitaria que necesitamos todos los pueblos de la Patria Grande.
La nueva dirigencia estudiantil bolivariana tiene la palabra. El Congreso Bolivariano de los Pueblos se ofrece humildemente a apoyar la iniciativa unionista e independentista.
Por Fernando Ramón Bossi, Secretario de Organización del Congreso Bolivariano de los Pueblos.

viernes, 9 de mayo de 2008

EXPORTACIONES NO TRADICIONALES

Hubo una vez un ministro con serios problemas mentales
Que quiso arreglar el país con métodos originales:
“dejemos lo agropecuario que no vale, hoy en día,
creemos industrias de punta, exportemos tecnología”.
Era un simple funcionario de escasa visión prospectiva
que ingenuamente negaba las bases de la economía.
Porque entre sus delirios teóricos y sus ideas generales
olvidaba lo más importante: que aquí sobran los animales.
Exportemos animales y tendremos un país
sin tantos trastornos sociales ni problemas de raíz.
Exportemos animales, animales a patadas
y seremos de vuelta ricos, aunque no nos paguen nada.

Tenemos cerdos de dos jamones, con tanta grasa como ambiciones;
Tenemos vacas con tan mala leche que no dejan que nadie la
aproveche,
Tenemos burros que nos enseñan atrincherados en sus academias;
Tenemos caballos tan mal enseñados que no aprenden nada, de
puro cuadrados.
tenemos gansos intelectuales, en campos privados y en campos
Fiscales;
Tenemos palomas muy casquivanas, si pasa un halcón, se mueren
de ganas;
Tenemos ñandúes que de puro cholulos esconden la cara y ofrecen
el culo;
Tenemos cotorras que tantas veces dicen enormes pelotudeces.
Tenemos gusanos hasta decir basta, cuando alguien les grita ellos
se arrastran;
tenemos ratas llenas de peste que dicen amar la blanca y celeste;
Tenemos gallinas con tan pocos huevos, que cuando lago cambia se
cagan de miedo;
Tenemos carneros tan bien adiestrados que cuando algo cambia,
miran para otro lado;
Tenemos bestiales de todo pelo, desparramadas poor nuestro suelo,
Tenemos perros enfermos de rabia, mordiendo la silla de Rivadavia;
Tenemos buitres que comen basura y extrañan el tiempo de la mano
dura;
Tenemos gorilas sensacionales, que son los mejores animales

Jorge Shussheim

lunes, 5 de mayo de 2008

COMO VIENE LA MANO 1

Hoy ante la constante amenaza de los sectores de mayor opulencia, digamos los ruralistas y sus socios ocultos, los piqueteros de la riqueza, se cree necesario hacer un poco de historia, y establecer como viene la mano.
En la noche del 25 de marzo, volvieron a resonar las cacerolas en algunos barrios porteños y en ciudades del interior del país, pero poco tuvieron que ver con aquellas jornadas de protesta ciudadana que eclosionaron finalmente en diciembre del año 2001. Por entonces, miles de pequeños ahorristas con sus depósitos confiscados confluyeron con todos los sectores sociales que desde mucho tiempo antes venían manifestando su repudio a las políticas neoliberales que enajenaron el patrimonio nacional y aumentaron exponencialmente la pobreza.
Ahora, luego de algunos años de crecimiento económico que recompuso el ingreso de la parte acomodada de las clases medias y disminuyó los índices de pobreza y desempleo, suena nuevamente el repiqueteo de las emblemáticas cacerolas. ¿Cómo se explica esta protesta de una clase media favorecida objetivamente por las políticas económicas impulsadas por el “kirchnerismo”?¿Qué significa “estamos con el campo”?Lo primero es precisar quienes están con el campo.
Sin desmedro de que en integrantes de otros estratos sociales exista simpatía por la posición asumida por las dirigencias ruralistas, lo que la jornada de ayer mostró es a la clase media acomodada de Belgrano, Palermo y otros barrios porteños manifestándose en sus zonas residenciales o marchando a Plaza de Mayo, como así también en ciudades importantes, como Córdoba donde confluyeron estudiantes a través de la FUC (federación universitaria de córdoba) juntos a socialistas “bien” y agrupaciones de izquierdas que siempre perdieron el tren de la historia.
Insistimos en que son sectores favorecidos por la política económica vigente; sin embargo ahora asumen una pública oposición al gobierno nacional aduciendo “solidaridad” con los productores agropecuarios. En realidad, esta historia es vieja: la recurrente sumisión ideológica de las clases medias acomodadas al patrón cultural establecido en la vieja Argentina agropecuaria.
Durante el apogeo del Estado oligárquico y del modelo agro exportador de economía abierta que encadenó nuestro país a los imperativos económicos de Gran Bretaña, se consolidó una cosmovisión cultural que reflejaba los intereses de los grandes terratenientes de la Pampa húmeda.
Fue la era del “progreso”, heredera de los conquistadores del “Desierto” (¿desierto?) y de los positivistas sin fe en el pueblo pero encandilados con europa, los políticos conservadores y los intelectuales orgánicos de la oligarquía, los grandes diarios, la Universidad y la escuela, construyeron la visión de un país “exitoso”, gracias a la potencialidad de su producción agropecuaria, claro que ocultando el aplastamiento de las insurgencias gauchas en las represiones cruentas de la presidencia de Bartolomé Mitre, y el marginamiento de las multitudes trabajadoras, criollas e inmigrantes.
Un principio fue establecido y divulgado entonces con insistencia, hasta convertirlo en sentido común: el Estado no debía intervenir en la economía, pues eran los propios actores económicos los que asegurarían la “prosperidad” del país.

COMO VIENE LA MANO 2

Pronto aparecieron las voces de quienes cuestionaban el status quo oligárquico: una República sin soberanía popular, sin autodeterminación nacional, sin distribución de la riqueza (justicia social).
En esa dirección se orientaron el naciente movimiento obrero y partidos políticos de vocación popular: primero el radicalismo de Hipólito Yrigoyen y luego, y más consistentemente, el peronismo. Se trataba de redistribuir la riqueza, y de ampliar los horizontes productivos del país asegurando una mayor independencia económica frente a las grandes metrópolis del Norte; para eso había que buscar la riqueza adonde estaba. Y el Estado, ampliado democráticamente por la irrupción de los movimientos populares, se transformaba en el instrumento para reorientar la renta nacional y favorecer un mayor desarrollo económico.
Especialmente el peronismo, entre los años 1946 y 1955, que intentó aprovechar la extraordinaria renta agraria para financiar el crecimiento industrial y sostener su política social: pleno empleo, aumento de la parte de los asalariados en la riqueza nacional, alta tasa de sindicalización, extensión de los derechos del trabajador (inclusive en la Carta Constitucional).
Esa distribución de la renta nacional, fue resistida furiosamente por los terratenientes, que condenaron abiertamente la “intervención del Estado” en la economía; eran los mismos intereses que durante la crisis de los años ’30 instrumentaron el intervencionismo estatal para salvar sus propiedades. Allí quedó claro que ese sector social considera un “abuso confiscatorio” cualquier intervención del Estado que no tenga como fin “salvarle las papas” en las crisis o asegurarle las máximas garantías de rentabilidad sin ninguna contrapartida de responsabilidad social.
El intervencionismo “desmedido” fue denunciado entonces, y se procuró restituir la parte de la riqueza que le tocaba a los “verdaderos productores”: es decir a los privilegiados, que ya no eran solamente la vieja oligarquía vacuna sino también la nueva burguesía industrial.
De Martínez de Hoz a Cavallo, los Ministros de Economía ponderaron las virtudes del mercado y condenaron la aberración del estatismo, pero siempre instrumentaron al Estado para asegurar el marco jurídico –político de las grandes ganancias de los más poderosos empresarios, incluyendo los terratenientes, los “inversores” extranjeros y los acreedores internacionales. De distribuir la riqueza…nada.
Para que estas políticas tuvieran un mínimo de consenso y asegurar la “gobernabilidad”, fue necesaria la gran sangría popular de la última dictadura militar.
Por Germán Ibañez y AR

AUTORITARISMOS, SIGNIFICACIONES

Es curioso como se fue generalizando en las clases medias acomodadas la idea de un presunto “autoritarismo” de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Si eso fuera cierto ¿cómo llamar entonces al gobierno de De la Rúa, que dejó más de veinte muertos en las calles antes de retirarse, o al gobierno de Duhalde, bajo cuya gestión cayeron asesinados los militantes sociales Maximiliano Kosteki y Darío Santillán? Ni que hablar de las dictaduras terroristas.
En realidad, la acusación de “autoritarismo” no se sostiene en ninguna avalancha represiva, sino que ha sido divulgada concienzudamente por los grandes medios de comunicación, en virtud de cierto “estilo” blindado de la pareja gobernante. Tal vez la derecha económica, política y mediática agradecería que estos últimos gobiernos se aviniera a negociar amablemente su proyecto de país con ellos. Entonces hablarían de “grandes acuerdos democráticos”, de “políticas de Estado” y archivarían los argumentos maliciosos sobre la soberbia y el autoritarismo presidencial.
Ser “democrático” es cumplir con el mandato popular, no transar el programa de gobierno en las roscas con la oposición, bajo la amable tutela de los operadores políticos de los grandes medios.
La clase media acomodada salió a repudiar el “estilo de gobierno” que los diarios, radios y programas de televisión afirman que cultivan la actual Presidenta y su antecesor. El gobierno, en boca de la principal mandataria, salió a reafirmar su posición. ¿Es eso más autoritario que el lock out que desabastece de productos básicos, o que la especulación de algunos vivos que hacen subir los precios? Debe darse un gran debate nacional acerca del problema agropecuario: la concentración de la propiedad de la tierra, el crecimiento exponencial del cultivo de soja, el desmonte de bosques, la explotación de la mano de obra asalariada rural, el desplazamiento marginación de pequeños campesinos y comunidades originarias.
No fue eso lo que la clase media acomodada de la Capital Federal quiso plantear con sus cacerolas, sino una oposición ideológica y política al actual gobierno nacional, al que acusa de “autoritario”, repitiendo como loros lo que difunde la derecha mediática.Tal vez quiera un gobierno que le asegure altos ingresos sin asumir el costo de distribuir la riqueza, que no es otro que el de enfrentar a los poderosos que se niegan a recortar sus ganancias.
O un gobierno sin “piqueteros” oficialistas, que contaminan con el tufo de una negrada que quiere recibir dádivas sin trabajar. Ayer la chusma plebeya y el aluvión de los cabecitas negras, hoy la mugre de los cartoneros y la negrada piquetera, esos son los nombres del prejuicio de una clase media que naturaliza la “justa ganancia de los verdaderos productores” y abjura de la ardua tarea retomar el desarrollo nacional con autodeterminación y justicia social. Y para hacerlo no hay otro camino que recortar las ganancias de los que más tienen. Este gobierno debería ser juzgado por si se acerca o no a una más justa distribución de la riqueza, no por un presunto “autoritarismo” que es solo el nombre actual de un viejo prejuicio antiplebeyo.

domingo, 4 de mayo de 2008

ALGUNAS REFEXIONES DEL COMPAÑERO JOHN W. COOKE

PARTIDO Y MOVIMIENTO
" LO QUE ANTES INSINUÉ TIMIDAMENTE,DEBO AFIRMARLO AHORA CON TODA MI RESPONSABILIDAD:EL PARTIDO JUSTICIALISTA PUEDE SER EL CAMINO PARA QUE LA CORRUPCIÓN PENETRE EN EL PERONISMO.
SALVO QUE EN LA DIRECCION DEL PARTIDO JUSTICIALISTA HAYA A QUIENES NO LES IMPORTE MAYORMENTE LAS BANCAS DE CONCEJALES O DE DIPUTADOS.DE LO CONTRARIO EL PARTIDO JUSTICIALISTA ACTUARÁ COMO FRENO DEL MOVIMIENTO Y EN LUGAR DE SER UN INTRUMENTO DE LA LUCHA CONTRA LA OLIGARQUIA SERÁ PARTE DEL ENGRANAJE DE LA OLIGARQUIA"
LA BUROCRACIA
"LO BUROCRÁTICO ES UN ESTILO EN EL EJERCICIO DE LAS FUNCIONES O DE LA INFLUENCIA. PRESUPONE, POR LO PRONTO, OPERAR CON LOS MISMOS VALORES QUE EL ADVERSARIO, ES DECIR CON UNA VISIÓN REFORMISTA, SUPERFICIAL, ANTITÉTICA DE LA REVOLUCIONARIA.
LA BUROCRACIA ES CENTRISTA, CULTIVA UN REALISMO QUE PASA POR SER EL COLMO DE LO PRAGMÁTICO...SU ACTIVIDAD ESTÁ DEPURADA DE ESE SENTIDO DE CREACIÓN PROPIO DE LA POLITICA REVOLUCIONARIA, DE ESA PROYECCIÓN HACIA EL FUTURO QUE SE BUSCA EN CADA TÁCTICA, EN CADA HECHO,EN CADA EPISODIO, PARA QUE NO SE AGOTE EN SI MISMO.
EL BURÓCRATA QUIERE QUE CAIGA EL RÉGIMEN, PERO TAMBIÉN QUIERE DURAR.
SE VE COMO EL REPRESENTANTE O A VECES EL BENEFACTOR DE LA MASA, PERO NO COMO PARTE DE ELLA."