lunes, 5 de mayo de 2008

COMO VIENE LA MANO 1

Hoy ante la constante amenaza de los sectores de mayor opulencia, digamos los ruralistas y sus socios ocultos, los piqueteros de la riqueza, se cree necesario hacer un poco de historia, y establecer como viene la mano.
En la noche del 25 de marzo, volvieron a resonar las cacerolas en algunos barrios porteños y en ciudades del interior del país, pero poco tuvieron que ver con aquellas jornadas de protesta ciudadana que eclosionaron finalmente en diciembre del año 2001. Por entonces, miles de pequeños ahorristas con sus depósitos confiscados confluyeron con todos los sectores sociales que desde mucho tiempo antes venían manifestando su repudio a las políticas neoliberales que enajenaron el patrimonio nacional y aumentaron exponencialmente la pobreza.
Ahora, luego de algunos años de crecimiento económico que recompuso el ingreso de la parte acomodada de las clases medias y disminuyó los índices de pobreza y desempleo, suena nuevamente el repiqueteo de las emblemáticas cacerolas. ¿Cómo se explica esta protesta de una clase media favorecida objetivamente por las políticas económicas impulsadas por el “kirchnerismo”?¿Qué significa “estamos con el campo”?Lo primero es precisar quienes están con el campo.
Sin desmedro de que en integrantes de otros estratos sociales exista simpatía por la posición asumida por las dirigencias ruralistas, lo que la jornada de ayer mostró es a la clase media acomodada de Belgrano, Palermo y otros barrios porteños manifestándose en sus zonas residenciales o marchando a Plaza de Mayo, como así también en ciudades importantes, como Córdoba donde confluyeron estudiantes a través de la FUC (federación universitaria de córdoba) juntos a socialistas “bien” y agrupaciones de izquierdas que siempre perdieron el tren de la historia.
Insistimos en que son sectores favorecidos por la política económica vigente; sin embargo ahora asumen una pública oposición al gobierno nacional aduciendo “solidaridad” con los productores agropecuarios. En realidad, esta historia es vieja: la recurrente sumisión ideológica de las clases medias acomodadas al patrón cultural establecido en la vieja Argentina agropecuaria.
Durante el apogeo del Estado oligárquico y del modelo agro exportador de economía abierta que encadenó nuestro país a los imperativos económicos de Gran Bretaña, se consolidó una cosmovisión cultural que reflejaba los intereses de los grandes terratenientes de la Pampa húmeda.
Fue la era del “progreso”, heredera de los conquistadores del “Desierto” (¿desierto?) y de los positivistas sin fe en el pueblo pero encandilados con europa, los políticos conservadores y los intelectuales orgánicos de la oligarquía, los grandes diarios, la Universidad y la escuela, construyeron la visión de un país “exitoso”, gracias a la potencialidad de su producción agropecuaria, claro que ocultando el aplastamiento de las insurgencias gauchas en las represiones cruentas de la presidencia de Bartolomé Mitre, y el marginamiento de las multitudes trabajadoras, criollas e inmigrantes.
Un principio fue establecido y divulgado entonces con insistencia, hasta convertirlo en sentido común: el Estado no debía intervenir en la economía, pues eran los propios actores económicos los que asegurarían la “prosperidad” del país.

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